No tropieces con esa piedra: 4 errores a evitar con tu marca
Descubre cómo pasear tranquilo de la mano de tu marca tomando nota de nuestras recomendaciones
Las marcas ya no son solo marcas. Cuando actualmente pensamos en una de nuestras empresas favoritas, ya no nos las imaginamos como unidades hieráticas, inmóviles, cuyos logotipos rotulados cuelgan de un gran rascacielos mientras nos imponen una visión fría y anticuada del consumismo.
Las marcas han cambiado. Al igual que las personas, las marcas han sabido evolucionar, dejando de lado el beneficio e incorporando a sus objetivos la intención de mejorar de manera real la vida de las personas y es obvio que cada vez más gente se siente cómoda relacionándose con marcas cargadas de intención, de principios y con valores marcados, como si de una persona se tratara. Las personas se acaban enamorando de marcas y no ganan únicamente un comprador, sino un seguidor que si se hace bien puede ser de por vida.
Esta bajada al mundo real de las marcas beneficia ampliamente a las empresas que son capaces de conectar con las personas de una manera más emocional generando relaciones más sólidas y significativas que una simple compra y venta, pero, cuando una marca es nuestra amiga, también corre el riesgo de tropezar y pasar del "love" al "hate" en cuestión de segundos.
Para ahorrarnos lloros, os contamos cuatro errores que las marcas deberían de evitar.
4 errores que las marcas deben evitar
1. Vivir fuera del mundo
Quien no vive en este mundo está predestinado a ser olvidado y lo mismo pasa con las marcas.
Una inversión millonaria en diseño, un despliegue mundial de productos fantásticos, una visibilidad online sublime… ¿Todo esto garantiza el éxito? Obviamente ayudará a que nuestro producto o servicio sea conocido y a que todo vaya viento en popa, pero la gente quiere algo más. Quieren ser partícipes de un diálogo que les sea familiar, quieren que las marcas se preocupen por sus necesidades, no sentirse un número más, formar parte de una comunidad y crecer con ella.
Las marcas necesitan posicionarse en aquellos temas que sientan como propios o necesarios y esas decisiones harán que el público conecte de una manera significativa con ellas.
2. No se puede ser el todo para todos
Este error emana directamente del anterior. Está claro que posicionarnos en diferentes temas ayuda a que nuestro público se implique, pero eso no quiere decir que tengamos que librar mil y una batallas sin tener recursos para hacerlo. La elección de dónde vamos a invertir nuestros esfuerzo es casi más importante que el proceso de hacerlo.
Diferentes marcas, a lo largo de los últimos años, se han concienciado el cambio climático. No es una causa elegida al azar, sino un problema que mirado en perspectiva nos afectará a todos en mayor o menor medida a lo largo de los próximos años. Buscan como objetivo que se utilice energía más limpia en los próximos años.
¿Qué ganan con todo esto? A priori, tener la conciencia limpia con sus decisiones empresariales teniendo en cuenta el planeta, pero la realidad es que están siendo partícipes de un diálogo que tiene que ver con miles de personas a lo largo del mundo, lo que se traduce en posibles clientes, acciones de márketing más orientadas, etc.
3. No saber dónde está nuestro público
No cabe duda de que el mundo ha cambiado y mucho más después de la pandemia que nos ha tocado vivir a todos. Las compras online y el teletrabajo han modificado notablemente los hábitos de vida de las personas y, claramente, es un modelo que ya se ha quedado para convivir con las marcas de ahora en adelante.
Invertir los esfuerzos adecuadamente es una de las claves fundamentales para el éxito de una marca. ¿De qué nos sirve haber invertido en el packaging más bonito del mundo, si ese producto solo es visible en una pequeña tienda de tu ciudad?
Los canales actuales de comunicación resultan clave para conectar con nuestros posibles clientes, saber qué redes sociales utilizan y dirigirnos a ellos para hacer que ese envase tan chulo deje de estar en el lineal para poder ser utilizado por las personas.
4. No saber rectificar
Como comentábamos al principio, las marcas cada vez son más humanas y, al igual que ellos, existe la posibilidad de que cometan un error y no significa que se acabe el mundo. Un error puede ser una oportunidad para reforzar el amor que una persona puede tener hacia nuestra marca.
¿Cómo se consigue esto? Pues sabiendo rectificar. No tiene por qué ser simplemente un perdón y ya; de hecho, esto siempre suele generar un descontento en la comunidad, el usuario espera algún simbolismo, desde un descuento, hasta una acción publicitaria que dure varios meses, un tweet gracioso (siempre que el error no sea nada demasiado serio). Existen muchas fórmulas, pero, en esencia, lo importante es que el público vea que la marca tiene la capacidad de disculparse y mostrarse vulnerable, porque, por norma general, a nadie le gusta comprarle a alguien que ni siente ni padece.
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Intenta evitar a toda costa estos errores y empieza a tratar a tu marca como algo más humano. Nuestro equipo esta especializado en gestionar marcas que van más allá del hieratismo genérico para conectar con el público de manera activa. Contacta con nosotros.